“Para ser buenos confesores primero debemos reconocernos pecadores nosotros mismos, y pedir nosotros primero ser acogidos, levantados, perdonados, inundados de misericordia” (Papa Francisco).Nueve hermanos crecen en una de las zonas rurales más pobres de Argentina. Ocho de ellos optan por la vida religiosa. Y uno de los ocho, marcado por la gracia del perdón, llegará a ser el confesor predilecto del Papa Francisco. Ésta es su historia, desde su juventud en el seminario a la actividad misionera en las villas. Desde el primer encuentro con el obispo Bergoglio, hasta la nota con la que el pontífice le recomienda dispensar la “misericordia a baldazos”.
En estas páginas de memoria y reflexión, el padre Luis Dri ilumina el sentido de una idea de pecado y redención, aquella del Papa, nacido en la pobreza de América Latina y en la práctica cotidiana con los últimos de la tierra, con sus problemas y con los compromisos de su vida. Una historia intensa que llega con sencillez al corazón de los grandes temas humanos, filosóficos y políticos, desde el celibato de los religiosos a la exclusión social, lo que nos permite entender mejor el significado y la profundidad del mensaje de apertura universal del Papa Francisco, que se resume en la famosa pregunta que conquistó al mundo: “¿quién soy yo para juzgar?”.
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“Jesús, la culpa es tuya…” – VALORES RELIGIOSOS
Aquel encuentro fortuito en el confesionario – TIERRAS DE AMÉRICA –