Los colores de la misión. Escuela bíblica

(a.m.) Un curso bíblico para mujeres en un remoto pueblo de la provincia (Las fotos de la galería fueron tomadas en esta ocasión). Lo primero que hay que decir es que no hay sombra de fundamentalismo bíblico en las razones que inspiraron a una monja de la congregación de las Adoratrices de la Sangre de Cristo a impartirlo. El propósito era profundizar en las palabras de la fe católica utilizando el depósito de la tradición y, por tanto, del libro por excelencia, la Biblia. La segunda razón es poner en manos de la gente más humilde algunas herramientas cognitivas para contrarrestar la ofensiva permanente llevada a cabo por las sectas evangélicas locales. La tercera razón es -precisamente- el lugar donde se hizo el curso: un polvoriento campo de deportes en una soleada localidad de La Banda llamada Percil, en Santiago del Estero, olvidada por los hombres, pero no por Dios. Y ni siquiera por el Papa, que hace un par de meses la convirtió en sede primada de Argentina.