Por Alver Metalli
El dia 21 del mes de agosto se cumplen 500 años de un acontecimiento que cambió profundamente el curso de la historia del México moderno. El asedio y la capitulación del reino azteca tras la ofensiva de Hernán Cortés y sus hombres. Los hechos ocurrieron inmediatamente después de una derrota, la Noche Triste, cuando los conquistadores que venían de España se habían atrincherado en la antigua capital sobre el lago y terminaron muriendo de hambre o diezmados por el sucesor de Moctezuma, a la cabeza de las poblaciones sometidas para expulsar a los usurpadores. Los restos de la expedición española se dirigieron a la costa, se reorganizaron y llevaron a cabo una verdadera hazaña de ingeniería militar. Construyeron barcos con la ayuda de los tlaxcaltecas, acérrimos enemigos de los aztecas, y pusieron sitio a la capital, Tenochtitlán, construida sobre el gran lago. El asedio fue prolongado y particularmente sangriento. El ejército azteca no se rendía y cuando lo hizo, el 21 de agosto de 1521, Cortés se encontró con una población diezmada y exhausta.
Fue un acontecimiento traumático a partir del cual comenzó un inédito mestizaje, pero que atravesó los siglos, alimentado por corrientes políticas y culturales anticatólicas particularmente activas en la historia de México durante los siglos XIX y XX. El presidente Manuel López Obrador anticipó la intención de conmemorar la derrota azteca con toda solemnidad y ya le ha pedido al Papa que pida perdón por enésima vez por la conquista y posterior colonización.
El libro Los dioses inútiles recorre los episodios más destacados de la conquista en forma de novela histórica. Comienza en Santo Domingo, llamado en aquel momento La Hispaniola, la isla donde el puñado de españoles capitaneados por Hernán Cortés sentó sus bases y se organizó. La expedición fue la punta de lanza de una verdadera migración, anticipada por las múltiples nacionalidades de los hombres que la componían. Una migración que embistió a los pueblos indígenas originarios y se mezcló con ellos, una migración como tantas otras que ocurrieron a lo largo de la historia y se produjo en aquel determinado momento por la acumulación de una serie de circunstancias propicias: la península Ibérica acosada por los pueblos musulmanes, la búsqueda de ciertos productos valiosos para el comercio, las especias de las Indias, el desarrollo de la tecnología marítima que permitía una navegación prolongada, una cultura católica que postulaba el retorno universal de los hombres y la historia al Reino de Dios. Las naves que enfrentaban el océano transportaron una vanguardia de hombres en busca de fortuna, riquezas y gloria. Ellos llevaban la semilla de una civilización nacida en la cuenca del Mediterráneo por la transformación de la cultura grecorromana que llevó a cabo el cristianismo. Llegaron a tierras de las que solo se suponía la existencia, habitadas por pueblos organizados sobre una base local o en imperios más extensos, consolidados sobre una base teocrática.
El choque entre las dos ecúmenes fue dramático y sobre las ruinas de la segunda surge una nueva síntesis humana. Un mestizaje único en la historia hasta aquel momento, un nuevo sujeto que imprime al futuro del continente latinoamericano una fisonomía singular. De esta vanguardia hispánica y lusitana en el Nuevo Mundo forman parte los protagonistas de la novela Los dioses inútiles, cuya lectura proponemos: los capitanes de Hernán Cortés, los religiosos que siguen sus pasos, los soldados de la expedición. Entre ellos un padre – Álvaro del Cerro – y su hijo Santiago. Escribano de aldea el primero y hombre de su tiempo, una amalgama inextricable de religiosidad, espíritu de aventura y sed de riquezas. Más influido el segundo por las corrientes intelectuales que surgían en aquel momento en las órdenes religiosas que acompañaban la conquista. Dos temperamentos diferentes – el padre y el hijo – que se van poniendo de manifiesto, en una relación dialéctica, durante los preparativos de la expedición de Cortés, hasta el desembarco y las primeras batallas con los mayas de la costa centroamericana.
En una de estas batallas Santiago desaparece, muerto – según cree su padre – por los belicosos nativos. El hecho conmociona a Álvaro del Cerro, pero la expedición continúa hasta el sorprendente final. En un contexto histórico cuidadosamente reconstruido se desarrollan los acontecimientos que condujeron a la destrucción del imperio azteca. El hundimiento de las naves, las batallas contra los tlaxcaltecas, la enigmática relación de Cortés con Moctezuma y la muerte del emperador, el levantamiento de sus súbditos y la desastrosa fuga de los españoles, hasta llegar al asedio y la sangrienta reconquista de Tenochtitlán.
De la que en agosto se conmemoran 500 años.
En la foto una imagen de la película Apocalypto
Los dioses de barro, editorial Biblos, narrativa