(Alver Metalli) Un comienzo. El comienzo de un proceso que puede llevar lejos. En cierto modo, es una apuesta, pero de las que no generan adicciones como las apuestas online a las que se opone la Iglesia argentina. En Santiago del Estero se ha puesto la primera piedra, la de una confederación que reunirá -o pretende reunir- a clubes, movimientos sociales, casas de rehabilitación de drogadictos, sindicatos y todo aquello que se preocupe por los jóvenes y su futuro digno.
El paso está dado, y sin improvisaciones.
Una heterogénea alineación de dirigentes territoriales de las provincias de Tucumán, La Rioja, Salta, Catamarca, Jujuy, Santiago del Estero, en fin, todas esas periferias que el Papa argentino prefiere.
El bautismo de la confederación tuvo un alma religiosa y otra laica, representadas -la primera- por el sacerdote María di Paola alias “Padre Pepe” y la segunda por el dirigente tucumano Víctor Lupo (en la foto de tapa), con la connivencia del poder judicial de la provincia de Tucumán en la persona del titular de los fiscales de la Justicia Edmundo Jiménez.
Los dos conceptos principales de toda la iniciativa que se puso en marcha a partir de ese momento se repitieron varias veces en el salón que acogió el insólito bautismo. El primero enfatizaba el carácter fundacional del encuentro, y el otro, el camino recorrido y por recorrer, largo, tal vez accidentado, pero emprendido sobre los distritos del norte argentino -el NOA en siglas- para aglutinar a un mundo abigarrado y no reconocido que no tiene voz ni organización -hasta ahora- y que ciertamente va en contra del individualismo, la fragmentación, el desprecio por la solidaridad y la justicia social que predica el gobierno de turno en Argentina.
También es singular la coincidencia de dos comienzos, de nuevo religioso el primero, más laico el segundo. Santiago del Estero es desde hace unos meses la sede primada de Argentina, y la catedral con este nuevo título a escasos metros del edificio del Ministerio de Educación donde tuvo lugar el acto fundacional. En definitiva, dos constituyentes en la misma ciudad que podrían no dejar indiferente al Papa.
Algo que va contra corriente. Individualismo, fragmentación social, índices económicos son las palabras de moda, a las que se opondrán otras como solidaridad, educación, justicia social, recuperación.