Esto es lo que espera el presidente de Argentina Milei el próximo 25 de mayo. Pero le falta una pierna, la de la educación, por lo que seguiría siendo parcial. “El hambre de instrucción no es menos deprimente que el hambre de alimentos: un analfabeto es un espíritu subalimentado” y manipulable, dicen los obispos argentinos, citando una encíclica de Pablo VI. “Saber leer y escribir, adquirir una formación profesional, es recobrar la confianza en uno mismo y descubrir que se puede progresar al mismo tiempo que los demás”.