La declaración no es de un teólogo o un místico. La hizo la líder de las Madres de Plaza de Mayo de Argentina, que falleció hace unos días a los 93 años (en la foto recibe el abrazo de Maradona). Su relación con la Iglesia y los papas fue turbulenta. Incluso con Bergoglio, al que culpó con vehemencia en varias ocasiones. Pero el entonces arzobispo de Buenos Aires nunca correspondió a su aversión. Tras un intercambio de correspondencia, el Papa la recibió en 2016. «Me parece que Bergoglio, cuando se convirtió en Francisco, creció aún más. Y le dije que me disculpara porque me había equivocado», reconoció entonces Bonafini.
En mayo de este año, en declaraciones recogidas por la agencia argentina Télam, habló de ese encuentro y de su reconciliación con el Papa: «Me había invitado muchas veces al Vaticano. Sentí que no debía ir porque había chocado a menudo con él, pero un día envió a un obispo a mi casa. Hablé con él y acepté la invitación para visitarlo. Había perdido completamente la fe, y cuando empezó esta relación me devolvió la fe que tanto necesitaba… Sin fe no se puede vivir, y gracias a esta fe hablo con mis hijos todas las noches».
Poco antes de su muerte, cuando ya estaba hospitalizada, Hebe Bonafini recibió la visita del arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández, quien le transmitió el saludo del Papa Francisco, a través del cual, dijo Bonafini, había vuelto a la fe. La mujer confesó al prelado que estaba “preparada” para morir.
El artículo de Aleteia, al que nos remitimos, añade interesantes detalles sobre el último tramo de la vida de Hebe de Bonafini.