Un artículo del diario Infobae, reconstruye una página poco conocida de la diplomacia argentina: las discusiones, a veces ásperas, que se generaron en la cúpula del poder militar sobre si se debía ir y quién debía representar a la Argentina en la toma de posesión de Juan Pablo I, el 3 de septiembre de 1978 en el Vaticano. El Papa “no cuenta con nuestra confianza”, decía un informe interno. Finalmente, la delegación la encabezo el general Videla (centro en la foto), que en la capital italiana fue víctima de manifestaciones contrarias, organizadas por exiliados argentinos. Las trifulcas generaron 282 detenidos. Sin embargo, fue la ocasión para mantener tres sustanciosas entrevistas con el vicepresidente estadounidense Walter Mondale, el premier Giulio Andreotti y el primer ministro de Francia Raymond Barre. Un éxito de sus asesores que intentaban levantar su alicaída imagen…